El tiempo nos presiona, incluso cuando tenemos que comer. Es muy triste, pero por los estilos de vida que tenemos actualmente, las opciones prácticas, instantáneas y de sabores añadidos, son nuestro pan de cada día.
Los alimentos enlatados son una muestra de ello. Y los frijoles empacados de esta forma, una demostración de esta regla. Cada que vas al súper a recargar víveres es muy posible que veas un estante enorme, con distintas modalidades de este producto, y te lleves un par a casa.
¿Sabías que no es una práctica tan inocua como pensabas? Los frijoles de lata (o de bolsa) nos reportan beneficios, claro, pero hay una contraparte de su consumo, de la que no muchos hablan.
Beneficios de su consumo
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Hablemos de la parte amable. Este tipo de alimento es sumamente práctico. Para algunos solo basta que los metas al horno de microondas en la misma bolsa donde te los venden, cortes la parte superior del embalaje, programes un tiempo razonable en el timer, los saques y te los sirvas en un plato.
Otro, precisan de cocinarlos un poco previamente. Pero es lo mismo. Solo te lleva unos minutos.
Por otra parte, son económicos y gracias a eso mucha gente puede tener acceso a ellos, y de igual forma, puedes tenerlos almacenados sin abrir mucho tiempo, sin que se echen a perder. Pasa lo mismo incluso dentro del refrigerador.
En resumen: son baratos, te salvan de apuros y no de descomponen fácilmente. Pero...
La otra cara de la lata
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El principal problema que tienen los frijoles de lata está ligado con el beneficio de su larga duración en buen estado. ¿Sabes cómo lo logran las industrias alimenticias?
La respuesta está en los conservadores que les adicionan en diversos procesos de producción. Esto hace que los niveles de sodio que contienen los frijoles sea altísimo. Y, por consiguiente, resulta un riesgo alto especialmente para personas que sufren de hipertensión.
Pero además de estos químicos añadidos, las temperaturas usadas en los procesos de conservación afectan al contenido nutricional del alimento. Lo modifican y, de hecho, algunas de sus propiedades se pierden durante el envasado, a la vez que se añaden incluso saborizantes artificiales, para que no pierdan “su esencia”.
Sin duda, como pasa con todo, consumir con mucha moderación estos alimentos enlatados puede que no acarree mayores problemas. Pero si es una práctica habitual, te podrías ver afectado por enfermedades como la obesidad, sufrir cambios hormonales y hasta problemas cardiacos o diabetes.
Rayos X sobre la bolsa
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Solo para que lo veas de forma más práctica: la organización que vela por la salud alimentaria pública, llamada El Poder del Consumidor, hizo una radiografía de una bolsa de frijoles bayos refritos de la una marca al azar, y encontró que en los 430 gramos de su contenido neto se concentraban 1892 miligramos de sodio, lo cual es el 94% del total diario recomendado. ¡El 94!
Es importante mencionar que 100 gramos de frijol crudo normal contiene alrededor de 25 mg de sodio. Esto nos indica que la mayoría del sodio de los frijoles de bolsa es sodio añadido, proveniente de la sal yodada pero sobre todo del glutamato monosódico. Cabe recordar que la sal yodada contiene 40% de sodio en tanto el glutamato es prácticamente sodio puro.
A su vez, el glutamato monosódico genera toxicidad celular, afectando el crecimiento celular, de cromosomas y puede llevar a desarrollar cáncer.
Se han realizado cientos de estudios de la toxicidad del glutamato en modelos animales y se ha encontrado asociación con lo siguiente: estrés oxidativo, neurotoxicidad, excitotoxicidad, neurotoxicidad durante el embarazo y en el feto, neurotoxicidad en neonatos, déficit locomotor y de aprendizaje, malfuncionamiento endócrino, obesidad hipotalámica, y disfunción renal.
Alternativas
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Después de enterarte de todas las desventajas encerradas en una “ingenua” lata de deliciosos frijoles para tu rush de hambre, te preguntarás como evitar enfermarte a la larga con ellos.
No solo lo decimos nosotros, también lo dice El Poder del Consumidor: ¡aléjate todo lo que puedas del sodio, del glutamato monosódico y de cualquier tipo de conservador!
También acostúmbrate a leer cuidadosamente las etiquetas de los productos que consumes. La gran mayoría de veces reportan en letras muy chiquitas su contenido, y lo hacen por porciones de 100 gramos. Eso puede ser engañoso.
Mientras tanto, abre bien los ojos y cuida lo que te llevas a la boca.
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Fuentes: El Poder del Consumidor | Mejor con salud | Medicina TV
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La noticia Estos son los riesgos de consumir frijoles enlatados fue publicada originalmente en Directo al Paladar México por Ollin Velasco .
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