La cocina de una abuela es siempre inolvidable. Ese es uno de los motivos que dio origen a la apertura de uno de los más nuevos restaurantes de la colonia Juárez, en la CDMX: Sonia. Dentro de la casona donde se aloja flotan recuerdos, sabores de otras partes del mundo y un profundo respeto a las recetas heredadas. Es un rincón que se siente como casa.
Un recetario de dos continentes
Una vez en el lugar uno entiende que hay detalles escondidos en todas partes. Hasta lo que parece nimio significa algo. Sonia, por ejemplo, es el nombre de la abuela de uno de los socios del proyecto. Y su historia define un poco de lo que sucede sobre las estufas, en la estancia principal, la barra y la terraza color aqua al fondo del local.
Esta abuela fue motivo de inspiración por una razón muy puntual: fue una polaca que durante el genocidio contra los judíos tuvo que exiliarse en Uruguay. Fue una migrante que dejó todo en su lugar de origen para empezar desde cero en otro lado, con muchas memorias y recetas bajo el brazo.
Es por eso que la carta tiene sabores de dos continentes: lo mismo hay platillos con dejos polacos, que otros donde el cono sur de América está más que vivo. No obstante, a pesar de que el hilo conductor culinario es claro, México también se deja sentir a la menor provocación.
¿Qué puedes encontrar en el menú?
Los chefs Karina Rivera y Édgar Delgado —formados en la Ciudad de México y San Sebastián, España, respectivamente— ofrecen entradas frías tibias y calientes.
Entre las principales se cuentan el carpaccio de betabel, el vitel toné y la alcachofa con sabayón de queso y poro.
De sus platos fuertes destacan el pulpo a la Mario, los ravioles de calabaza y ricota en mantequilla de salvia o las carnitas de guajolote en mole negro.
Sus postres también ameritan mención especial. Hay un camote en tacha y uno llamado “la hora del té”, que hace recordar los dulces que los abuelos nos regalaban cada que los visitábamos.
Tienen una barra de café muy cuidada, así como una cava con 50 etiquetas de vinos nacionales e importados, que van perfecto con cualquier opción que elijas. La curaduría de los tragos es muy acertada; te recomendamos que le pidas una sugerencia a cualquier persona de servicio.
Detrás de los ingredientes
Si hay algo que en Sonia se presuma es la frescura de sus ingredientes. Y con toda la razón. Los chefs y socios están comprometidos con la adquisición de pesca sustentable, así como de carnes de ranchos duranguenses. Ellos conocen directamente a los productores y están en contacto con ellos para que sea la disponibilidad la que determine la carta, no tanto la demanda de los clientes.
Además, el sitio es pequeño y los refrigeradores con los que cuentan no serían suficientes para tener almacenados ni congelados muchos insumos. Eso es otro factor que los obliga a tener cosas frescas del día o, por mucho, de la jornada anterior.
Este proyecto viene respaldado por décadas y muchas generaciones de saberes compartidos. Es algo que se percibe en los sabores, en los emplatados, en los detalles de las paredes que remiten a los viajes de un migrant o al amor de las abuelas.
Si tienes oportunidad, date una vuelta y déjate sorprender por su sazón. Implica mucho más de lo que se deja sentir desde el primer contacto con la lengua. Sonia es un lugar para paladear; para cerrar los ojos y sentirte en casa.
Cheque promedio: $600 pesos. | Dónde: Oxford 23, colonia Juárez.
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La noticia Sonia: un restaurante en la CDMX que homenajea a todas las abuelas y migrantes del mundo fue publicada originalmente en Directo al Paladar México por Ollin Velasco .
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